
Y las baldosas me vuelven a llevar a Inglaterra.
No queda nada para marchar.
Y espero que
El león me de un poco de esa valentía que buscaba
El espantapájaros me ceda algo de inteligencia en los momentos más nublados
Y el hombre de hojalata me "sople" cómo es eso de los sentimientos y el corazón. Para aprender a echar de menos y de más en su dosis justa.
Claro, que ahora igual tengo que buscar un Totó que me ladre, unos zapatos rojos para transportarme, algún enemigo del Este y Oeste (ni los buenos son buenos ni los malos son malos) y cómo no! un vestido azul :-)
Bienvenidos de nuevo, y gracias por querer acompañarme por el camino de baldosas amarillas otra vez